Con extremos abiertos - Balonmano y waterpolo

A veces para encontrar la respuesta va bien cambiar el contexto. Coger la duda y llevarla a otro lugar diferente para simplificarla y entender lo importante de la cuestión. Por lo que he cogido la pregunta de la anterior entrada y la he llevado a un territorio lejano. A una pista y una piscina. Entonces, ¿hay que jugar con extremos o sin ellos?


En balonmano los extremos siempre inician pegados a la banda. Lo habitual es que su función sea estirar la defensa para que los jugadores de dentro (central, lateral y pivote) puedan tener mayor espacio (ayudas de menos calidad) al jugar situaciones de 2:2. Al estar tan abiertos, es posible que les lleguen balones con ventaja desde el otro lado, especialmente si la defensa se centra en cerrar por dentro. Esta circunstancia se da con mayor facilidad en las superioridades numéricas: un extremo fija a su defensor y pasa la pelota al lateral que hace lo mismo y pasa a central, así que cuando le llega al extremo del otro lado no encuentra a ningún defensor delante (están todos fijados) y dispone de suficiente espacio para lanzar. Finalmente, hay equipos que piden a su extremo que circule hacia dentro llevando a su defensor a esa zona para que el lateral pueda entrar en carrera al espacio que ha dejado su compañero, por fuera.

En waterpolo siempre hay dos jugadores que actúan como extremos, dando amplitud al ataque. En este caso la prioridad es mover la pelota y así mover a los defensores a un lado, hacia adelante y hacia el otro lado para desajustar la defensa, vaciar el espacio interior y asistir al boya (dentro) en las mejores condiciones posibles. En las superioridades numéricas, los atacantes, juegan mucho más cerca de portería posibilitando que estos jugadores que actúan como extremos puedan finalizar. Si no tienen posibilidad de tiro, mueven la pelota para que la defensa, en inferioridad numérica, dude, se agote y no pueda llegar al otro lado y de esta manera encontrar una óptima situación de tiro.





En ambos deportes los extremos juegan abiertos, de hecho no se mueven en exceso ya que son los que provocan que la defensa acabe dejando espacios por dentro, donde es más frágil. Otra cosa que tienen en común es que los extremos juegan de cara a portería. Al posicionarse abiertos pueden encarar a la defensa mirando al portero, en cambio el pivote (en balonmano) o el boya (en waterpolo) tienden a  recibir de espaldas o como máximo perfilados, si consiguen ganar la posición, lo que complica su participación.

Son dos deportes muy distintos al fútbol, se juegan con la mano, son menos jugadores, en una pista y en una piscina y no existe el fuera de juego pero hay un conjunto de principios de juego que pueden ser aplicables al fútbol.

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